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OMEGA constellation deville seamaster speedmaster specialities
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Una historia de inteligencia y belleza

Fue el primer modelo femenino que incorporó el revolucionario Escape Co-Axial, un componente patentado de Omega que asegura la precisión y eficiencia máximas y el primer gran replanteamiento de este componente en doscientos cincuenta años, y el espiral Si14, un diseño propio de Omega, que es ultrarresistente a los impactos. Tales mejoras pueden resultar familiares en los modelos deportivos masculinos, pero el Ladymatic está dirigido directamente a la mujer innovadora y formada de hoy, que destaca en mundos como el de la política o los negocios, que toma sus propias decisiones bien fundamentadas cuando elige un reloj y que cada vez se interesa más en lo que, literalmente, lo hace marchar. Lo único ligeramente anticuado es el nombre: Ladymatic, suena a algo retromoderno y encantador, pero no está elegido al azar. Recuerda un modelo que es una parte significativa de la historia de Omega, un ilustre precursor del Ladymatic actual, que, aunque no se le parezca, comparte exactamente su espíritu revolucionario y ha inspirado el nuevo modelo.

En el museo privado de Omega, en la sede central de Suiza, hay varios ejemplos del Ladymatic original, que se lanzó en 1955. Muy pequeño y compacto, con sencillos puntos o índices en la esfera, parece totalmente de su época, aunque se trate de un reloj notable, tan adelantado a su tiempo como su homónimo actual. Omega tenía ya una imponente tradición de relojes femeninos pioneros, desde uno de los primeros diseñados para permitir a las enfermeras tomar el pulso a los pacientes (fue el primer Omega con indicador de segundos central) al primer brazalete tubogas, en 1948, inmortalizado por René Gruau, el legendario ilustrador de moda, y algunos relojes secret extraordinarios, casi siempre ejemplares únicos, en oro embellecido con diamantes y piedras preciosas de colores.

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Mucho antes de la introducción de movimientos de cuarzo, la mayor parte de los relojes se recargaba diariamente, pero los masculinos utilizaban, cada vez más, movimientos de carga automática y, en 1953, Omega creó el calibre 455, el más pequeño movimiento del mundo equipado con rotor, específicamente para relojes femeninos, y, dos años después, se lanzó el Ladymatic que lo contenía. En una época en que los relojes de mujer eran principalmente una cuestión de estética, se hizo que este reloj fuera probado por el Official Chronometer Testing Bureau (el antecesor del COSC): ¡todo un éxito! Entonces no se esperaba que las mujeres supieran mucho de mecánica. Los anuncios vendían nuevos aparatos domésticos, haciendo hincapié en lo fácil que era entenderlos y utilizarlos. Pero el énfasis de Omega en los modelos femeninos mostraba un enorme respeto por la mujer, al ofrecerle un reloj tan serio como cualquiera de los que se hacían para los hombres. Y lo innovador no era solo el movimiento. Esos modelos lucían pulseras de piel, o cordones, o brazaletes de oro, originalmente integrados en el propio diseño, como el del ya famoso Constellation Gold Luxe. El Ladymatic tuvo incluso versiones joya realizadas a mano, incluidos modelos de renombrados diseñadores de entonces, como Gilbert Albert, que planteó el Ladymatic como un colgante, con, seguramente, el primer fragmento de meteorito que se utilizó en un reloj, y, más tarde, el famoso Andrew Grima, diseñador de joyas modernas.

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A quien se haya acostumbrado a los grandes y muy delgados relojes actuales, el pequeño Ladymatic original le parecerá insignificante y grueso, aunque fue un diseño icónico durante casi dos décadas. Cuando el cuarzo se impuso, el emblemático nombre pasó a segundo plano, pero, recientemente, la firma se ha dejado influir por sus embajadoras, como Nicole Kidman, quien, como muchas mujeres actuales, pone un gran interés en el valor interior de sus relojes.  Así es que el nuevo Ladymatic ha nacido, con su brillante movimiento, los segmentos de su brazalete ligeramente curvados, sus fluidos cantos de caja con cerámica incrustada, su suave metal, sus discretos diamantes y sus muchas variantes de color y estilo, para adecuarse a cada preferencia. Varios se convierten en relojes joya: con brazaletes de perlas y diamantes y, este otoño por primera vez, con oro Omega Sedna de 18 qt y esferas de nácar blanco, azul y negro Tahití... Un sucesor realmente digno de un nombre legendario.